Hoy me dispongo a soñar y a describir cómo me gustaría el mundo en el que vivo.
Calles colapsadas de gente amable dirigiéndose a su trabajo y yo al mío con una enorme sonrisa.
A las estrellas, al sol, a la luna, incluso a las nubes les hace falta sonreir y estar de acuerdo con sus vidas, si así funcionase el mundo no habría días grises... o quizás habría menos de lo habitual.
Senderos llenos de armarios con personas bondadosas e inocentes, refugiándose y soñando con el lugar en el que les gustaría estar.
Y si es cierto que la naturaleza es sabia, QUE SE INCLINE LA BALANZA.